Pueblos de mi ayer

Por José Silva


Hubo una vez un pueblecillo, y, ese era un lugar tranquilo, apacible, lleno de pobladores muy felices, humildes, y de una sencillez impactante. 

Así por ejemplo; Misia Domitila, era una mujer elegante, hermosa y bien educada. Siempre con su vestido de seda y una sonrisa en los labios.

Nunca le faltaba un:

- ¡Hola, buenos días!
-¿Cómo está tu querida madre?
-Bueno, ajá, le das un gran saludo de mi parte.
- ¡Hasta luego!
-Ya es tarde hijo mio, voy a misa de hoy domingo....
-Bueno mira, que Dios te bendiga.
-Cuídate mucho, que te conserves.

Esas vivencias las teníamos todos los días, en cualquier cuadra, a cualquier hora.

De igual manera, Don Porfirio, quien hacía gala de gran destreza como barbero, se empavonaba al decir: "¡Carafita! tanta dulzura. ¿Cómo irán a ser los tiempos por venir? Cuidaito, cuidaito que el que se vuelve miel, ¡hum! se lo comen las abejas".

Eso decía Don  Porfirio mientras afeitaba a Don Pepe.

Él volvía y decía: "Don  Pepe, y su palabra vaya por delante, y que Dios meta su mano y no nos vengan tiempos tormentuoso".

Escupía su saliva con chimó y se aclaraba la garganta. 

"Bueno, ya está listo Don Pepe. Ahora las damiselas lo lo van a llamar Don Pepiao, ja ja ja. Son vainas, vaya con Dios". 

"¿Cuanto le debo?" Preguntó Don Pepe.
Respondió Don Porfi; "No es nada, paga la casa. Mire Don Pepe quedó usted tal como corresponde a un verdadero caballero como usted Don Pepe. Que pase buen día Don Pepe. 
"Igualmente usted y gracias". Respondió Don Pepe.
Ripostó Don Porfi: "¡Ah! Don Pepe no vaya a faltar el domingo a las siete de la noche a nuestra acostumbrada retreta en la Plaza Bolívar".
"Así será, Don Porfirio".

Don Porfi era la primera flauta del grupo. 

Don Pepe era el sastre del pueblo. confeccionaba camisas, pantalones, liqui-liquis. Tenía su taller gran cantidad de telas de lino, gabardina y muchas agujas y muchos hilos de variados colores.

Corría ya el mes de diciembre y Don Pepe estaba por terminar el traje  de "Luchito", el hijo de Don Porfi, quien iba a contraer nupcias a finales de mes. Don Pepe estaba atareado y apurado cortando telas y tomandole las medidas a "Luchito".

"Luchito" era un joven delgado, tímido, pero bien educado. Iba a casarse con la señorita "Lolita", hija de Misia Domitila. 

"Lolita" era una muchacha hermosa y de buenos modales como su mama. 

La boda fue toda una pomposidad, la misma, se realizó  en la iglesia del pueblo, llamada Virgen de la Chiquinquirá, asistida por el parraco italiano llamado  Pietro. 

Hubo los infaltables aros de matrimonio, baño con mucho arroz y flores. "Pajes" de acompañamiento de las señoritas del pueblo y sus respectivos padres. 

La torta matrimonial y el brindis, fue obsequio de Don Basilio, dueño del expendio de licores  y otra especies llamado "El Ruiseñor".

Tambien estuvo presente Don Loreto, comandante de la policia y garante de aquietar a cualquiera "pasadito" de tragos. 

"Luchito" atendía la bodega "La Porfía", que era de un tío ya fallecido.

"Lolita" dirigía la casa de ancianos del pueblo, llamada "Dulce Hogar", y la misma se sostenía con los aportes del consejo municipal. 

"Luchito " era el proveedor del "Dulce Hogar". 

!Ah! pasó un tiempecito y "Luchito" se convirtió en un respetado comerciante. Regentaba un negocio próspero de mercancías a por mayor. llamado "La Casona", la cual, era una vieja estructura con techo de tejas que fue propiedad de Don Doroteo, que en paz descanse y todas las animas digan amen. Él era el papá-abuelo de "Luchito" y este la ocupó pues, para darle calor decía Don Porfi. 

"Lolita" se convirtió en tendera, dueña de la tienda "virgen María" en sociedad con su madre. 

***

Nos trae el recuerdo da Don Filomeno, Don Filo, era el boticario del pueblo. También recetaba y sabía poner ampolletas en su botica llamada "San Lorenzo". Allí preparaba: Jarabes, pócimas, purgantes ungüentos, y otras "tomas". 

Una mañana, a la botica, llegó Doña Juana y le explicó a Don Filo, que "El Sute" que era el bordón, pasó la noche con arifuque y una mascadera, que no la dejó dormir. 

"¡Ah! bueno" Le dijo Don Filo "Ese triponcito lo que tiene es que está preñado de lombrices. Mire, dele esta "Tomita". No se le vaya a olvidar: Prepare un guarapito de pasota, eso sí, agarre las hojas y se lo da por quince días seguidos, sin pelá un día todos los días en ayunas, antes de comer en la mañana. y en la noche cuando esté dormido le pone cerca de la nariz unos granitos de ajo machacado, y santo remedio".

Dijo Doña Juana:

"Muchas gracias ¿Cuanto le debo".

"Pues Nada" Respondió Don Filo. "Hágale como le dije". 

***

Bueno, yendo un poco más del centro del pueblo, digamos hacía la periferia, nos encontramos con otras experiencias. 

Allí en esos sectores vive otra gente muy sencilla, son los habitantes de los barrios del pueblo.

Ahora bien, los que viven de ahí para acá, retirándose de la periferia, es la gente del centro del pueblo. 

Por otra parte, de ahí para allá es la periferia, o sea, los alrededores del pueblo. De aquí salía la servidumbre analfabeta. Los que trabajaban como servicio domestico, y los que lavaban ropa ajena, los que echaban comida a los cochinos y gallinas, los que trabajaban en la casa de gobierno, vendedores ambulantes y otros. 

Las casas de los barrios eran malas construcciones de bahareque. Había perros callejeros, gatos y aves de corral. Las calles en los barrios eran muy malas, con las lluvias se hacían charcos; luz no había en los barrios. 

Para los de acá, sí había luz.

Llego la modernidad. En verdad lo moderno trajo cambios, pero muy pocos cambios. 

Unos viven de ahí para acá.

Otros, la mayoría; vive de ahí para allá. 


          

Comentarios

Entradas populares